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Apocalípsis, El mensaje a Sardis (Ap 3:1-6)

Apocalípsis 3:1-6 “Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. 2Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. 4Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 5El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 6El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”


Seis siglos antes de escribirse esta carta, Sardis era una ciudad próspera. Su población estaba dividida en dos: una vivía sobre una meseta en la gran sierra del Monte Timolo, y la otra estaba asentaba en el valle, a las orillas del río Pactolo, el cual nacía en el Monte Timolo. Ese río era una de las principales fuentes de la riqueza de Sardis, pues llevaba aguas auríferas (áureo, de oro).

No obstante, su riqueza fue reducida a nada debido a la negligencia de sus habitantes y de su rey. En tiempos del rey Ciro de Persia la ciudad estuvo descuidada y no puso vigías, pensando que nadie sería capaz de ascender por sus escarpados acantilados; sin embargo, Ciro encontró la forma, y la conquistó (548 a.C.) Siglos más tarde, esta misma razón, la negligencia y la falta de vigilantes, fue la causa por la que Alejando el Grande la derrotara y la integrara a su imperio.


Descripción de Cristo.El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas” (por favor leer comentario en 1:12-20). Él lo conoce todo, lo ve todo y lo sabe todo, nada le es oculto. “Los siete espíritus de Dios”, se mencionan aquí y en varias partes del Libro (Ap 4:5; 5:6) representan la presencia del Espíritu Santo en el trono de Dios y que Jesús como parte de la Trinidad posee para verlo todo (Is 11:2). “Las siete estrellas”, se refiere a los pastores de las siete iglesias. Algunos comentaristas hablan también de que se refiere a siete ángeles que ayudan en la batalla espiritual (Ap 1:20; Mt 18:10).


Alabanza a la iglesia.Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.” De toda la congregación habían quedado algunas personas fieles a Dios, y espiritualmente vivas. Es un hecho notable que Dios siempre se reserva, aun en medio de la apostasía generalizada, un remanente fiel; un grupo pequeño que no ha manchado con pecado sus vestiduras.


Problema de la iglesia.Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto 2Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.”. Esta era una iglesia que profesaba tener vida, pero estaba espiritualmente muerta. Estar muerto, en este contexto bíblico, significa vivir en apostasía. El enemigo se ocupa de los confiados, de los que no levantan sus murallas, de los que no oran sin cesar; ellos son presa fácil, y ese era el mal de esta iglesia. (Tal vez ya no había herejes, ni nicolaítas, como en los primeros siglos, pues la fuerte iglesia romana había cerrado filas y los había extinguido usando todos los medios); pero había un gran decaimiento espiritual, tanto, que la mayoría cumplía con los ritos religiosos, pero no vivían en constante comunión con Dios (2 Ti 3:2-5), el mal de la ciudad se había infiltrado en la iglesia de tal manera que no velaban ni oraban. La serie “Fe y Acción” llama a Sardis, “La Iglesia que tenía muertos en sus bancas”.


Solución o consejo. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”. ¡Sé vigilante! Afirma las cosas que están para morir. Recuerda, obedece, arrepiéntete.

La iglesia de Sardis había recibido buena enseñanza, pero no la había recibido de todo corazón, sino más bien como simple teoría. Se parece a la Iglesia de Laodicea, en donde todo se ve mal, a diferencia de Esmirna y Filadelfia en donde todo se ve bien. Las dos primeras no muestran fortalezas, solo debilidades, con un enfoque materialista y secular (1 Ti 6:9,10,17). Pudiera decirse que estaban ligadas a la cultura en lugar de ser contraculturales.

Aquí hay una serie de verbos conjugados en segunda persona que señalan una inmediata obediencia: acuérdate, guárdalo y arrepiéntete. Acuérdate, ¿de qué? De lo que has recibido y oído. Estos últimos dos verbos en griego indican una acción pasada y puntual, algo que efectivamente sucedió y de lo que no hay duda ninguna. No había argumento válido que los exceptuara, nadie podría decir que no habían recibido y oído del mismo Cristo la enseñanza correcta.

Para Meditar

En la actualidad se observa a muchas personas que llevan una doble vida, asisten a los templos, dan su dinero, hacen buenas obras; sin embargo, su corazón no busca plenamente a Dios, un día recibieron la salvación y siguen oyendo el mensaje del Cristo resucitado, pero el pecado ha cauterizado su corazón, por lo que no pueden diferenciar entre lo bueno y lo malo. No obstante, mientras la gracia divina se ofrece, hay oportunidad para arrepentirse.


“pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” (1 Ts 5:2; Ap 16:15). Los ciudadanos de Sardis conocían muy bien esta amenaza, pues vivían en constante miedo de un ataque por sorpresa de los bandidos y ladrones que rodeaban las montañas de la ciudad; así es como el Señor advierte a los miembros de la iglesia que el Cristo resucitado vendrá repentinamente, cuando nadie le espera. El texto escrito por el apóstol Pedro en su segunda carta resuena fuerte: “Porque el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 P 3:10).

Para Meditar

En el último cuarto del siglo XX, a medida que el mundo se acercaba al año 2000, se difundió por todos los países y en todos los idiomas, la película: ¡Como ladrón en la noche!, presentando imágenes de lo que sucedería cuando Cristo volviera por su iglesia. Hoy, ya transcurrió el primer cuarto del siglo XXI y dado que nada aconteció, parece ser que la iglesia en general ha olvidado esa inminente posibilidad. ¡Sí, inminente!, lo que quiere decir que puede ocurrir en cualquier momento. Esa advertencia bíblica no ha cambiado desde que Pablo y Pedro la pronunciaron.
Por lo tanto, el creyente debe de estar preparado, velando y orando, haciendo del cristianismo su estilo de vida. De día y de noche conscientes de que el adversario no descansa y que, por tanto, debe hacer uso de las armas espirituales. El cristiano vive esperando el glorioso día en la que la iglesia será recibida en las nubes.


Promesas. “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 6El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”

“El que venciere será vestido de vestiduras blancas”. Las vestiduras blancas son símbolo de santidad, y de pureza en la eternidad. Pero también hablan de servicio fiel: “las acciones justas de los santos” (Ap 19:8). Respecto al asunto de las vestiduras blancas, Myer Pearlman escribió: (Mirando al Futuro, p.40) “En el tiempo de Cristo se inscribía el nombre del candidato para el sacerdocio en los archivos del templo. Se le hacía pasar por un examen doble. Primero, se examinaba su genealogía para ver si era nacido para sacerdote. Segundo, se aplicaba un examen para el vigor físico. Al fracasar en la primera prueba, era quitado del libro su nombre, vestido con vestiduras negras y echado del templo. Al pasar el primero y reprobar el segundo se le daba una tarea doméstica en el templo. Y a los que pasaban los dos exámenes se les vestía de ropas blancas y su nombre permanecía en el libro.”. El predicador dijo: “En todo tiempo sean blancos tus vestidos y nunca falte el ungüento sobre tu cabeza” (Ecl 9:8). San Pablo insta a la iglesia a presentarse santa y sin mancha (Ef 5:27). Todo creyente es parte de la iglesia de Cristo y debe procurar que su vida sea sin mancha delante del Señor.


No borrare su nombre del libro de la vida. Y confesaré su nombre delante de mi padre y de sus ángeles”. Esta es una promesa que ha ocasionado una verdadera revolución; muchos la han tomado como una amenaza, cuando en realidad es una promesa de seguridad. A los verdaderos creyentes se les reconocerá públicamente delante del Padre y de sus ángeles. Guardar la salvación es el trabajo de todo creyente; él o ella debe de mantener su vestidura limpia y sin mancha y de esta forma evitar que su nombre sea borrado del libro de la vida. La fe y esperanza de todo cristiano será escuchar en aquel día su nombre, y al Señor diciéndole: “Bien buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25:21).

Nota Histórica

El quinto período, “la iglesia reformada” comprende desde la caída de Constantinopla hasta la guerra de los treinta años (1453-1648). Por sus características, se asocia con la iglesia de Sardis. El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó, en la puerta de la catedral de Wittenberg, un pergamino con 95 declaraciones en contra de las indulgencias que la iglesia de Roma había mandado vender en Alemania a través de Juan Tetzel. Este escrito atacaba la autoridad papal y a los sacerdotes, pues habían desviado su mirada del Cristo resucitado, y ahora la iglesia se encontraba en total decadencia espiritual. La llegada del renacimiento trajo nuevas formas de pensar y el invento de la imprenta facilitó la adquisición de Biblias, que como se sabe, fue el primer libro impreso; antes de ello un volumen del sagrado libro costaba el salario de un año de trabajo de un obrero. Las enseñanzas de la Reforma, destacando “Solo la fe, solo la gracia y solo la Escritura”, debilitaron la iglesia romana y renovaron en el mundo la vida neotestamentaria.

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