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Apocalipsis

Apocalípsis, Mensaje a las siete iglesias: el mensaje a Éfeso (Ap 2:1-7)

Apocalípsis 2:1-7 “Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 6Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. 7El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”.


El mensaje de Jesucristo siempre es universal. Su salvación, su exhortación y su perdón es para todo aquel que invoca su Nombre y lo acepta como su Salvador, es decir, para toda su Iglesia. Algo de gran valor que debemos contemplar antes de estudiar las cartas a las iglesias es que más que una epístola dirigida a una localidad es un mensaje a todas las iglesias.

Apocalipsis 2:11, dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”; esta es una frase que se incluye al final de cada mensaje, por lo que se puede concluir que el mensaje que se le da a una servía para las demás. Por ende, cada especificación imperativa del Señor también aplica a los creyentes y a toda su Iglesia, en este tiempo.

Las iglesias contactadas en este libro profético evidentemente no eran las más importantes ni las más conocidas. ¿Por qué Dios las escogió, aun habiendo otras mayores, como la de Colosas, por ejemplo? La respuesta a esta incógnita se sujeta al deseo del Señor por tocar las condiciones espirituales de estas congregaciones, y aún más, hacer visible la posición universal para todo aquel que lee Apocalipsis y guarda todo lo que se halle escrito en este libro profético, mostrando diferentes situaciones, no como ficción, sino como algo histórico (las iglesias existieron como tales), y su mensaje es aplicable para todos hasta el regreso de Jesús.

Los mensajes a las siete iglesias tienen una estructura muy semejante (tomada la manera de estructurar, del libro Apocalipsis, de la serie Fe y Acción, escrito por los Drs. Quentin McGhee, Glen Cole, Stanley Horton, George Wood y otros).

1.-Al ángel de la iglesia en Éfeso (2:1-7). No se refiere a un ser divino mensajero de Dios en el contexto espiritual, sino en el terrenal, al pastor o líder. Cubre la época de los años 33 al 100 d.C.

2.-Descripción de Cristo. El que tiene las siete estrellas y camina entre siete candeleros.

3.-Alabanza a la iglesia. Se reconocen sus obras, su arduo trabajo y paciencia soportando a los malos y rechazando a los falsos apóstoles (como Pablo y Juan lo advirtieron en 2 Corintios 11:5; 13,12:11; 1 Juan 4:1). Aborrecían a los nicolaítas (de laos; pueblo, o sea “el que conquista al pueblo”), herejes seguidores del diácono Nicolás (Hch 6:5) que se cree se volvió apóstata. Clemente de Alejandría (150-215 d.C.) advierte fuertemente contra su libertinaje pecaminoso, aún muchos años después de Juan (en el mensaje a Pérgamo todavía se les menciona Ap 2:15).

4.-Problema de la iglesia. Haber dejado su primer amor. El amor temprano, prueba de la nueva vida en Cristo (1 Jn 3:14-16) se había enfriado a pesar de la pureza doctrinal. Esto enseña que no es suficiente conocer la doctrina correcta, obedecer algunos de los mandamientos y adorar en la iglesia (Mt 5:17), la iglesia debe amar de todo corazón a Jesús y toda su Palabra (Dt 10:12) (Biblia de Estudio Pentecostal, p. 1857).

5.-Solución o consejo. Recordar de donde cayeron; lo que perdieron, lo que dejaron de hacer. Arrepentirse genuinamente y volver a practicar las primeras obras.

6.-Avertencia. Quitaré tu candelero, de su lugar… si no te hubieres arrepentido. “Quitaré mi luz de ti y te dejaré en oscuridad” (The Worrel NT, p. 371). (Algo que han experimentado muchas iglesias desde entonces). El juicio de Dios pondría fin a la iglesia en Éfeso. La historia menciona que esta iglesia vivió bien hasta el Siglo V, y que por diversos motivos nadie vivió allí desde el Siglo XIV. Hoy sólo se visitan sus ruinas.

7.- Promesas. “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”. “No se refiere a un especial grupo espiritual entre los creyentes, sino a todos los verdaderos cristianos (1 Jn 5:5) Paraíso, una referencia al cielo y a la Nueva Jerusalén” (Lc 23:43; 2 Co 12:4; Ap 21:2) (Biblia de Estudio Ryrie, p. 1295). “Árbol de la vida”, un símbolo de la vida eterna, así como de una bendición continua (Gn 2:9; Ap 22: 2) (Biblia de Estudio MacArthur, p. 1878)

Éfeso era la ciudad más grande e importante de la provincia romana de Asia, un puerto central de comercio y comunicación. Era una ciudad sumamente idólatra y pagana, sus pobladores se sentían orgullosos de tener una de las siete maravillas del mundo antiguo: el templo construido a Artemisa (en griego), o Diana (en latín); ella era la diosa patrona de esa región. La gente creía que Zeus había dejado caer desde el cielo un meteorito, y este meteorito era la diosa que adoraban. También habían construido templos a la divinidad de los emperadores romanos Claudio, Nerón, Adriano y Severo.

Su población estaba conformada por una mezcla de pobladores: unos nacidos ahí y otros eran colonizadores venidos de Atenas, griegos y judíos que habían hecho del templo de Artemisa una guarida del crimen y de la inmoralidad, pues convertía en inmune al criminal que pedía asilo en el área del templo; además, contaba con centenares de sacerdotisas que en realidad eran prostitutas sagradas. Por ello era difícil pensar que aquí fuera sembrada la semilla salvadora; sin embargo, fue el puerto de donde fluyó la luz del evangelio por toda la región de Asia.

El apóstol Pablo visitó Éfeso según Hechos 19:1-20, quedándose por tres años, de manera que todo el pueblo pudo escuchar del Cristo resucitado. Este fue el lugar en donde Pablo estuvo más tiempo, junto con Aquila y Priscila, siguiéndole Timoteo como pastor (1 Ti 1:3). El apóstol Juan también vivió en esta ciudad durante sus últimos treinta años, y cierta versión cuenta que llevó consigo a María, la madre de Jesús, y fue enterrada ahí.

Si existió una iglesia aborrecedora de la idolatría, celosa y cuidadora de la sana doctrina fue la de Éfeso, la puerta de alcance misionero al Asia menor. No cabe duda de que Pablo vivió un gran avivamiento instruyendo a los efesios; tanto, que después de ministrarles por tres años, hizo que los convertidos quemaran sus libros de magia y hechicería (Hch 19:19). No en vano el Apóstol, en su carta a los Efesios (capítulo 6) los instruyó sobre la guerra espiritual, diciéndoles que la lucha no es contra carne ni sangre, sino contra huestes malignas.

Sin embargo, La Iglesia que había comenzado armónicamente había perdido lo más importante: su primer amor. (Ap 2:4). La congregación había olvidado sus comienzos.


MENSAJE PARA LA IGLESIA ACTUAL


Son muchas las denominaciones, iglesias, pastores y líderes que se jactan de su perfecta doctrina y de su ortodoxia ante las oleadas heréticas; no obstante, muchas de ellas, al pasar del tiempo, han olvidado el primer mandamiento “amarás al Señor tu Dios…”, y también el segundo, que es tan importante como el primero: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Se debe leer con frecuencia 1 Corintios 13 con su hermosa lista de lo que es el amor.
La labor de los efesios en contra de la herejía siempre debió estar ligada al amor a Dios y a sus semejantes, esta es la misma exhortación para la iglesia de hoy.

Nota Histórica

La historia de la Iglesia se ha clasificado en siete períodos. Jesse Lyman llama al primero de estos períodos “el período de la Iglesia apostólica”, este comprende del año 30 d.C. aprox. (después de la ascensión del Señor) hasta la muerte del apóstol Juan en el año 100 d.C. Es a este primer período al que la iglesia de Éfeso está asociada. Este período se caracterizó por la unidad y el amor entre los creyentes, los cuales compartían todas las cosas, oraban en los hogares, compartían la palabra de Dios y concluían con la santa cena en la mayoría de las ocasiones. También en este período hubo mucha persecución.

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