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Apocalipsis

Apocalípsis

Apocalípsis 8:8,9 “El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. 9 Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida”.


La montaña a que hace referencia este pasaje producirá una tremenda devastación, tanto, que la tercera parte de los océanos se convertirán en sangre, y siendo extremadamente tóxica, matará a la tercera parte de la vida marina y destruirá a miles de embarcaciones.


Nota importante: En la segunda década del Siglo XXI existían más de 40,000 barcos comerciales y mercantes registrados en 143 países; además de más de 9,000 buques de la marina de 50 países y un número indeterminado de navíos privados).


¿Por qué dice la Escritura mar y no mares, si se refiere a la tercera parte de la tierra? No se puede afirmar que el pasaje hace referencia al Océano Pacífico, pero es el único que ocupa la tercera parte de la superficie terrestre, con 200,700,000 Km2. 6


Este océano baña las costas occidentales del Continente Americano, las costas orientales del Continente Asiático y las costas orientales de Oceanía. Es imposible imaginar cómo será ver este océano convertido en sangre, toda la vida animal que en él existente destruida y sus naves arruinadas. Asimismo, es inimaginable el hedor que eso causaría.


Cuando el terremoto del 19 de septiembre de 1985 tuvo lugar en la Ciudad de México, un barco que iba pasando por las costas de Michoacán y Guerrero se movió violentamente como si hubiese chocado con éste un submarino o una ballena. La tripulación creía que algo se había atorado en la propela (hélice); sin embargo, al pedir auxilio, les informaron que se trataba de un terremoto, la embarcación había pasado cerca del epicentro. Una gran montaña cayendo sobre el mar será mucho más que un tsunami, más que un maremoto, ¡no es posible imaginar cuantos estragos causará!


“Como una gran montaña ardiendo en fuego precipitada sobre el mar”, la palabra “como” aquí no se refiere a un símil, sino al resultado del sonido de la trompeta. Una montaña ardiendo en fuego para el hombre representa mortandad, calamidades, y cada vez que hace erupción algún volcán, la gente huye para salvar su vida. El salmista David dice: “Aunque se traspasen los montes al corazón del mar” (Sal 46:2). Esto mismo puede suceder ante la presencia de Dios, pues también la Biblia dice que los montes temblarán y se desmoronarán ante la presencia de Dios (Ez 38:20): “Porque he aquí, Jehová sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de la tierra. Y se derretirán los montes debajo de él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio” (Mi 1:3,4). “Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan” (Nah 1:5). “El arranca los montes con su furor, Y no saben quién los trastornó” (Job 9:5).
Estas citas bíblicas muestran que las montañas, ante la presencia de Dios, pueden ir de un lugar a otro, así que se puede pensar que no solo puede tratarse de un meteorito que caiga en el mar, sino que existe la posibilidad de que una gran montaña caiga al mar simplemente ante la presencia de Dios.

Para Meditar

El hombre no quiere acercarse a Dios, cree que por sus propias fuerzas e intelecto puede controlar al planeta, sin embargo, la Escritura muestra en el Apocalipsis las catástrofes en forma literal, tal y como ocurrirán. Esto es una advertencia de Dios para todo aquel que lea, para que se vuelva de sus malos caminos, se arrepienta de su maldad y busque el bien.

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