Sobre los hombres que no escucharon la voz de Dios, que creyeron que la bestia era, a quien debían de adorar, serán los primeros que sientan un terrible malestar en la piel, la cual no tendrá cura, será como esas nuevas enfermedades que van apareciendo. Para las cuales, en cuanto aparecen, se empieza a buscar antídotos, a inventar vacunas etc., pero los estudios y experimentos llevan meses, de la misma forma sucederá, no habrá que hacer.

Éxodo 9:10-12 narra sobre la sexta plaga en la que tanto hombres como bestias sufrieron este mal, a tal grado que hechiceros como Janes y Jambres (2 Ti 3:8) no podían estar delante de Moisés. Dios estaba haciendo justicia al clamor del pueblo de Israel que durante cuatrocientos años habían estado pidiendo su libertad.

Se puede apreciar en el cuadro comparativo el aumento del castigo. Con la quinta trompeta surgieron langostas que picaban como escorpiones, las que por cinco meses atormentaron a los hombres sin el sello de Dios (Ap 9:1-12). Finalmente toca el turno a todos los hombres con la marca de la bestia para ser atormentados con estas úlceras. Todo aquel que no escuche la voz de Dios y que por lo contrario se burle, atormente o mate a un hijo de Dios, será atormentado antes que llegue el juicio final.