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Gran temor, gran voz, gran terremoto. El apóstol Juan utiliza tres veces el adjetivo gran para que se comprenda lo profundo, exorbitante y extenso de este momento.
cayó gran temor sobre los que los vieron. Al observar a los testigos resucitados “en vivo y en directo” y experimentar el juicio de Dios con el terremoto y la ciudad derrumbada, con miles de muertos, hubo dos reacciones: los enemigos rechinarán literalmente los dientes (16:9), pero los judíos parte del remanente fiel se arrepintieron y dieron gloria al Dios del cielo.
Cada creyente debe estar seguro de que Dios no le dejará, nunca le abandonará, así como Job experimentó una terrible prueba, y fue aprobado, recuperando al doble lo que le fue quitado. Estos testigos testificarán que servían al dador de la vida y que cumplieron. Nótese que no se podrá matar a los dos testigos sino hasta que terminen su trabajo. Esto les sucede a los siervos de Dios que permanecen fieles a Él. (B. de Est. Pentecostal, p.1872)