Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir: el incomunicable nombre de Jehová se aplica aquí al Señor Jesucristo.

de Jesucristo el testigo fiel. Es un testigo de la verdad que Él representa, y a su triple misión como Profeta, Sacerdote y Rey soberano.

el primogénito de los muertos. Un título mesiánico dado en los salmos a David (Sal. 89:27). Pablo, al exaltar a Jesús en esa hermosa lista de Colosenses 1:15-18, lo llama el primogénito de toda creación y también el primogénito de los muertos, implicando la posterior resurrección de todos aquellos por quienes murió.

el soberano de los reyes de la tierra. Por su resurrección, Jesús obtuvo el señorío sobre todos los reyes. Más adelante en 17:14 Juan declara que cuando todos los malvados de la tierra luchen contra el Cordero: “el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes”. Y en 19:11-16 se narra que Juan ve el cielo abierto con “el Fiel y Verdadero”, montado sobre un caballo blanco…y que en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, ⁶y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a Él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. Una doxología al Señor Jesús. La primera de muchas otras a Dios y a Cristo (1:6; 4;11; 5:9, 12; 7:10, 12 etc.). Juan en la doxología del 5:9, como en su Evangelio y en las Epístolas, declara llana y repetidamente el lugar de la sangre de Cristo en la obra de la redención.

La doxología es la adoración ferviente del creyente hacia Dios. Es la ofrenda de adoración a Dios en “admiración, amor y alabanza”, exaltándolo, glorificándolo y proclamando su grandeza en “adoración humilde”. (Nuevo Diccionario de Teología, p. 313). La alabanza y adoración no es solo una emoción, es reconocer la grandeza de Dios, dándole todo el honor por la magnificencia de sus obras y de su poder.

He aquí que viene con las nubes. “Viene con las nubes” es una hermosa reminiscencia de Daniel 7:13 y que luego se repite más claramente en la misma boca del Señor Jesús en los incomparables capítulos proféticos de Mateo 24 y 25 (24:30, especialmente) ante sus discípulos y luego ante sus perseguidores (Mt 26:64). En el registro de Marcos se hace una alusión a que esto ocurrirá después de aquella tribulación (Mr 13:24).

y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por Él. Sí, amén. Al final de la tribulación todo ojo le verá, posiblemente en este orden: los judíos responsables por la muerte de Cristo (Hch 2:22,23; 3:14,15) Zacarías los identifica llorando arrepentidos (Zac 12:10) y luego todos los habitantes terrenos que hayan quedado (9:20), asustados queriendo esconderse (6:16,17), pero no arrepentidos (9:21).

Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Un cambio maravilloso ocurre aquí, pues hasta el versículo 7, Juan era quien estaba contando sobre su llamamiento y el mensaje a las siete iglesias, pero ahora es el Todopoderoso quien habla y se identifica como el Alfa y la Omega, principio y fin. Juan recalca sobre quien está hablando: dice el Señor y continúa la identificación del Todopoderoso: el que es y que era y que ha de venir. Esa participación —en donde habla de pronto el Señor— ocurre también en 2:11 y 16:15. La eternidad de Dios garantiza la profecía que se está pronunciando.

El valor más grande del Apocalipsis no es la enseñanza acerca de los juicios futuros o de la tierra nueva. El valor supremo de Apocalipsis es la enseñanza sobre el Señor Jesucristo, todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento están escondidos en Cristo (Col 2:3). Apocalipsis nos hace reflexionar en Jesucristo más que ningún libro de la Biblia lo hace. (Apocalipsis y Daniel, un tomo de la serie Fe y Acción, p.28).

En este libro Juan utiliza muchos calificativos para nombrar a su amado maestro: Jesucristo (1:1), el testigo fiel (1:5), el primogénito de los muertos (1:5), el soberano de los reyes de la tierra (1:5), el Alfa y la Omega (1:8), el Hijo del Hombre (1:13), el primero y el último (1:17), el que tiene las llaves de la muerte y del Hades (1:18), el Hijo de Dios (2.18), el que tiene la llave de David (3:7), el León de la tribu de Judá (5:5), la raíz de David (5:5), el Cordero Inmolado (5:6), el Cordero (6:16; 7:17), nuestro Señor (11:8), un Hijo varón (12:5), Rey de los santos (15:3), Fiel y Verdadero (19:11), el Verbo de Dios (19:13), Rey de reyes (19:16), el principio y el fin (22:13), la estrella de la mañana (22:16).