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El capítulo anterior se centra en la adoración al Creador y éste en la adoración al Redentor. Sin embargo, son parte de la misma escena en la que el aspecto que se destaca y que aporta contenido escatológico, es el momento en el que el cordero inmolado se acerca frente al que está sentado en el trono y recibe el rollo sellado con siete sellos. Este pasaje tiene paralelo en la visión de Daniel (Dn 7:13,14).
En la mano derecha de Él, -un antropomorfismo (forma humana) que simboliza su poder y autoridad- un libro (biblon en griego) escrito por dentro y por fuera. Los comentaristas concuerdan que los libros aparecieron hasta el siglo II d.C., así que lo más seguro es que era un rollo lo que tenía en la mano. La Biblia NVI (Nueva Versión internacional, confirma lo anterior al escribir Ap 5:1 así: “En la mano derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por ambos lados y sellado con siete sellos).
Los rollos estaban formados por largas tiras de hojas de papiro de 47 x 22 cm. (19x9 plg.) que se unían horizontalmente hasta alcanzar la longitud deseada. Otros se hacían de piel, en tiras, llamadas pergaminos, que estaban unidos a un rodillo de madera por cada extremo y que podían llegar a medir hasta cinco metros. Se sostenían con la mano izquierda y se iban enrollando en uno de los rodillos y desenrollando del otro a medida que se leían.
El papiro es una planta que crece en el río Nilo, tiene troncos que llegan a medir cinco metros de largo, de su corteza se sacaban tiras delgadas, que se sobreponían en forma vertical y horizontal. Se mojaba con agua del Nilo y se aplastaban, más o menos como la técnica del papel amate en México. De esa forma obtenían las hojas de papel que luego alisaban con piedra pómez. El lado donde las fibras quedaban horizontalmente y era fácil la escritura se le llamaba recto y se llamaba anverso al lado donde las fibras iban en forma vertical y se dificultaba la escritura. Como el papiro era caro y solo en Egipto se producía, si se tenía que escribir mucho se utilizaba por los dos lados; lo que se escribía por el reverso se le conocía como opistógrafo, es decir una hoja escrita por detrás.
El rollo que vio Juan tenía dos características:
Dicha autoridad era señal de propiedad, protección y aprobación, temas que predominan en Apocalipsis (7:3-5,8; 9:4) El libro sellado con siete sellos pertenece a Dios y sólo el Cordero es digno de romper los sellos y revelar su contenido (Ap 5,6; 8:1).
Estos simbolismos de hábitos antiguos hebreos muestran que el Señor Jesucristo es el que puede tomar posesión de la tierra como su herencia o propiedad. Es el cumplimiento de la parábola de Lucas 19:12 cuando “Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver”. Ninguno otro podía abrir el libro, ni de mirarlo y ese rollo representa la escritura de la tierra que Jesús, en el tiempo del fin tomará posesión de ella.
1 Véase A. T. Robertson, A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research (Nashville: Broadman, 1934), p. 606: Thomas, Revelation 1–7, p. 380 n. 24.