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Para descifrar este enigma, no se pueden hacer grandes especulaciones, pues es número de hombre, señal de debilidad, de flaqueza.
Si de algún número se han hecho especulaciones es del número 666. Se les ha aplicado a emperadores, a papas y a dictadores, tales como a Adolfo Hitler en la segunda guerra mundial. Se maneja también la idea de que no se refiere a un solo hombre, sino a una institución encabezada por un grupo de hombres. Incluso en los últimos tiempos se aplica a una super computadora. Las interpretaciones preterista, histórica y futurista (citadas en nuestra introducción de Apocalipsis) varían, al explicar la existencia de “la bestia”. Mencionando que “las siete cabezas” sólo representan a las 7 grandes potencias de tres milenios, o que se refieren a los césares romanos o que sólo a gobernantes de la gran tribulación.
Algunos ejemplos citados por H.Halley:
William Barclay, el distinguido escritor, hizo este comentario: “El número siete es el número de Dios y generalmente denota lo que es perfecto o completo, pero el seis queda incompleto y significa la imperfección y las dificultades humanas. En el desarrollo de la historia del hombre, éste va de mal en peor, y seis combinados con seis aumenta en significado moral hasta que el ser humano llega a oponerse abierta y directamente a Dios”.
John MacArthur, comenta: “el anticristo será el humano más poderoso que el mundo habrá conocido, pero no dejará de ser un hombre o un seis”.
El comentarista Elliot afirmó: "Yo estoy dispuesto a interpretar el número seiscientos sesenta y seis como simbólico, representativo de todo aquello que es posible para la sabiduría y el poder humanos cuando son dirigidos por un mal espíritu, e indicador de un estado de maravillosa perfección terrenal, cuando el poder de la bestia haya alcanzado su máximo desarrollo; cuando la cultura, la civilización, el arte, la música, la ciencia y la razón se hayan combinado para producir una época muy cercana a la perfección — una época de oro — al grado de que los hombres empezarán a decir que la fe en Dios es una impertinencia y que la esperanza de una vida futura es una difamación de la felicidad de la vida presente”. Citado en Apocalipsis, el drama de los siglos p. 157
Creemos que la iglesia fiel del señor no pasará por la agonía de la gran tribulación, mucho menos presenciar la aparición de esos monstruos del mal. La tarea de la iglesia es predicar a tiempo y fuera de tiempo creyendo siempre que, “el Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P 3:9). El tiempo de los gentiles, es el tiempo de la gracia, tiempo del arrepentimiento, pero el tiempo se agota. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Co 6:2b).