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Apocalipsis

Apocalípsis

Apocalípsis 18:21-24 “Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada. 22Y voz de arpistas, músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti; y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti. 23Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes en la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones. 24Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra”


El versículo 21 es una acción simbólica que figura la destrucción total de Babilonia. El apóstol Juan ve ahora “un ángel poderoso”. En Apocalipsis se resalta el ministerio de los ángeles. Se mencionan adorando a Dios (19:6,7); en la explicación del contenido de Apocalipsis (5:11,12) y llevando a cabo el juicio de Dios sobre la tierra (6:1; 8:6; 16:1). Este “ángel poderoso” (Ap 5:2; 10:1) “tomó una piedra, como piedra de molino,” aproximadamente, metro y medio de diámetro, con un grosor de 36 cm., y su peso era de más de una tonelada; “y la arrojó al mar”, describiendo la caída de Babilonia y su destrucción total. La escena es parecida a la de Jeremías 51:63, 64: “Y cuando acabes de leer este libro, le atarás una piedra, y lo echarás en medio del Éufrates, y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos…”.

Luego el mismo ángel interpreta la acción: “Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada” (18:21b). La imagen del ángel con la piedra sirve para ilustrar con la “velocidad incomparable” que Babilonia será destruida, y los versículos 8,10 y 17 también mencionan que será destruida muy rápido. Esta ciudad será totalmente aniquilada, pues la frase “nunca más será hallada” es enfática.

Toda clase de festines, arte y belleza material desaparecerán de Babilonia: “Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti;” Al parecer, en esta ciudad se llevaban a cabo festivales, por lo tanto, había mucho ruido en ella y era muy concurrida. Esta metrópolis del Anticristo será en ese tiempo una ciudad muy visitada pues ofrecerá lujos, riquezas, vanagloria, y algarabía. En el tiempo antiguo los arpistas cantaban normalmente en los festivales, la flauta era tocada en los funerales como en las fiestas religiosas y las trompetas se oía en los juegos deportivos y en las armonías de los cantantes. “y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti, ni ruido de molino se oirá más en ti” (18:22b). Su manufactura e industria, también se terminarán, pues seguramente desde muy temprano se escuchaba el ruido de los trabajadores de la ciudad. La ciudad quedará paralizada comercialmente, este es el juicio de Dios sobre ella. Esta ciudad quedará también en total oscuridad: “Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti” (18: 23a).

Este capítulo concluye expresando las razones de la destrucción total de Babilonia (18:23b y 24). Son tres los motivos: primero: “porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra”, dando a entender que habían explotado a los moradores de la tierra y se habían hecho ricos empobreciéndoles a ellos. Eran arrogantes y se convirtieron en magnates sin Dios. Segundo: “pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones”. Babilonia hará uso de métodos diabólicos para para engañar a las naciones. Con ellas, ha drogado al mundo entero. El falso sentido de seguridad, por todas las riquezas que se tiene, les hace pensar que pueden cometer toda clase de pecado y jamás ser destruidos. Y tercero: “Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra”. Babilonia es culpable de matar a los santos de Dios, es culpable de “homicidio”. Ezequiel condena a Tiro por ser una ciudad sangrienta (Ez 24:6). Babilonia se ha encargado de hacer sufrir a los “profetas” (vr 20) y “santos” (17:6) dándoles muerte. El martirio sumiso por los fieles de Dios, no quedará impune. “Todos los que han sido muertos en la tierra” se refiere a los que hayan sido asesinados por la bestia, el falso profeta, y el dragón durante la gran tribulación (13:7; 11:7; 7:14). En esta parte el énfasis se centra en lo que sucederá durante el periodo del cual habló el Señor Jesús: “porque habrá entonces gran tribulación, la cual no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mt 24:21).



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