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PRINCIPIA LA SEMANA DE LA GRAN TRIBULACIÓN
Para entender mejor los acontecimientos que faltan por cumplirse es importante considerar la profecía de las setenta semanas de Daniel (Dn 9:1-27).
Las setenta semanas estaban determinadas sobre Israel y Jerusalén, para terminar la prevaricación y poner fin al pecado; expiar la iniquidad, traer justicia perdurable, sellar la visión y la profecía; y ungir al Santo de los santos.
La causa inmediata de la desolación y del cautiverio del pueblo judío durante setenta años en Babilonia, fue su pecado al rechazar la Palabra de Dios y a sus mensajeros (los profetas de Jehová), así como su idolatría y desobediencia. Ellos ignoraron la advertencia de juicio (2Cr 36:15-21). Sin embargo, la causa más profunda parece haber sido el rechazo que el pueblo de Dios manifestó hacia el sistema divino de honrar el año sabático (Lv 25: 1-4). Considerando que Israel no había cumplido en dar a la tierra sus años sabáticos durante un período de 490 años, el pueblo judío debía ahora dejar descansar la tierra durante setenta años.
Transcurso del tiempo de las setenta semanas de Daniel (Dn 9:24-27).
Decreto para restaurar Jerusalén 7 semanas (7x7) = 49 años | Tiempo hasta la Primera venida de Cristo 62 semanas (62x7) = 437 años | Brecha de tiempo (Gracia) | Arrebatamien to de la Iglesia, tiempo, tiempos y medio tiempo | Apocalípsis 16:16 Armagedón tiempo, tiempos y medio tiempo | 483 años | Período de gracia | 7 años |
El total debería ser 490 años, equivalentes a setenta semanas. Es decir que solo fueron 483 años, faltando una semana de años. La gran mayoría de comentaristas están de acuerdo en que la semana faltante será la semana de la gran tribulación, inaugurada por el rapto o arrebatamiento de la iglesia y culminada por la parusía o manifestación de Cristo, al final de la semana, en su segunda venida.
Esta semana será de siete años, dividida en dos períodos de tres años y medio: un tiempo (un año); tiempos (dos años) y medio tiempo (seis meses).
Hoy la iglesia está en un período de espera, un período de misericordia y de gracia, antes de que llegue la semana número setenta, la cual representa un tiempo de juicio para la tierra, y el triunfo final de Jesucristo sobre el mal y Satanás. Por tal motivo, el pueblo de Dios debe estar velando y alerta, porque nadie sabe la hora en la que Cristo vendrá en las nubes por sus hijos fieles, los que murieron en Él, los cuales resucitarán primero. Mientras en la tierra se derrama el juicio y la ira de Jehová, la iglesia estará en el cielo, festejando con Cristo las bodas del Cordero.
En el capítulo 5 de Apocalípsis se habla de un rollo sellado, el cual solo uno es digno de abrir: el Cordero. ¿Por qué nadie más puede abrirlo?
Los sellos tenían una variedad de usos, entre otros:
Dicho lo anterior, se puede decir en relación con los sellos del libro de Apocalipsis 5, que estos validan la autenticidad de la Realeza, y únicamente el Juez eterno puede abrirlos, es decir, solo Él tiene el poder para quitar de en medio aquello que impide que se desaten los juicios de Dios.
BOSQUEJO BÁSICO
INICIO DE LA GRAN TRIBULACIÓN
Después del arrebatamiento de la Iglesia, con la apertura del primer sello, se inicia la gran tribulación. Siete años de tribulación los cuales se detallan del capítulo seis al diecinueve del Apocalipsis, culminando con la segunda venida de Cristo. Un tiempo que se caracterizará por horrores jamás antes experimentados por la humanidad: pestes, hambres, epidemias, muertes por fenómenos naturales, etc. Sofonías, un tataranieto del Rey Ezequías profetizó: “Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. 15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, 16 día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. 17 Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra” (Sofonías 1:14-18). Jesús tal vez lo aludió en Mateo 13:40-42;24:29.
El Señor Jesús le dio nombre a este período: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21).
El primer sello abarca los primeros tres años y medio (un período de paz y seguridad con el anticristo), pero el Cordero abre también los demás sellos. Uno a uno, las Escrituras empiezan a revelar lo que la apertura de cada sello significa, y esta narración se extiende desde el 6:1 hasta el 8:1 de Apocalipsis, haciendo un paréntesis en el capítulo 7 para mostrar a los 144 000 sellados de Israel, y la gran multitud de salvos de entre las naciones.
Jesucristo, el Cordero de Dios, es el único que tiene el poder y la autoridad para abrir los sellos de juicio, de Dios (Ap 5:12-13), ya ha sido declarado el Juez que ha de juzgar a los vivos y a los muertos (Hechos 10:42).
En la apertura de los primeros cuatro sellos de la narración de Juan aparece un caballo y su jinete, y una frase: “Ven y mira”. Se tienen aquí los siguientes actores:
1) El Cordero, quien es el que abre el sello; 2) Juan, quien ve la visión; y, 3) El caballo con su jinete, a quien se le da la indicación de salir, es decir, de ejecutar el juicio. Existe el consenso de que los caballos y sus jinetes no representan individuos específicos, sino fuerzas que traen plagas y castigos que incluyen toda la tierra, salvo el primer jinete que se identifica con el anticristo.
El primer sello: “el que sale para vencer (Ap 6:1-2; Dn 9:26,27; 8:9-12, 23-25; 11:21-33). “Quien monta un caballo blanco, lleva un arco y una corona y sale a vencer.”
Los registros históricos mencionan lo que representan los caballos blancos y a quienes los montan dentro de la milicia y de los gobiernos. El significado es claro: representa a regentes y militares vencedores, y es una señal de autoridad; cuando estos resultaban vencedores en los combates. Incluso, se podría decir, el caballo blanco simboliza una guerra rápida y agresiva, (el color es también representativo de paz, pureza y elegancia. En el caso de los creyentes y de Cristo también simboliza santidad).
En este caso (6:2), el jinete que lo monta lleva un arco, pero no se menciona que tuviese flechas o que fuera por ellas, sino solamente que salió venciendo y para vencer. Esto simboliza que el jinete es un líder político, porque lleva un arco sin flechas, es decir, hace negociaciones sin guerras, conquistas pacíficas logradas con diplomacia, por tanto, de ninguna manera este jinete podría ser Jesucristo. “La corona representa el hecho de que él conquistará muchas naciones. Al principio lo logrará por medio de la paz, pero la guerra se intensificará rápidamente” (Biblia de Jimmy Swaggart)
Evidentemente, este jinete es el anticristo, quien, imitando al Señor, engañará a la humanidad de la gran tribulación, creando una falsa paz para ganar autoridad y dominio. Una paz que se alcanza por medio de pactos, no de guerras (Dn 9: 27) Y será tanto su poder persuasivo, que su engaño no será percibido durante el primer período de la tribulación, sino que aún engañará a los judíos, quienes creerán que es el Mesías esperado (Mt 24;4,5, 11, 24; 1 Jn 2:18). Logrará una serie de conquistas diplomáticas por medio de las cuales conseguirá el control internacional.
Nota importante: Muchos comentaristas piensan que se mostrará al mundo, antes de la tribulación, logrando cierta fama, que lo capacita para establecer la paz durante los tres años y medio, engañando aun a los judíos (Daniel 9:27). Eso explica porqué se han escrito tantos libros mencionando a individuos que pudieran ser el anticristo, y que ya está empoderándose, dado que el arrebatamiento de la iglesia puede ocurrir en cualquier momento. (Serie Fe y Acción: Apocalipsis p. 110)