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El ángel clamó a gran voz. Y cuando hubo clamado siete truenos (es común ver el número 7 en este libro, los exégetas explican que significa plenitud) emitieron sus voces, Juan quiso escribir, pero le fue prohibido por una voz que vino del cielo. Lo que significan los truenos según el contexto histórico de Apocalipsis como indica en otros pasajes (8:5, 11:19, 16:18) es juicio o la ira de Dios venidera. La prohibición a Juan de revelar lo que escuchó, indica que durante el período de la tribulación ocurrirán juicios que no se han revelado ni en los sellos, ni en las trompetas, ni en las copas, por lo que nadie sabe a ciencia cierta qué sucederá y así es como Dios quiere que sea.
El salmo 29, de David, interesantemente menciona las voces que emite Dios en su creación, y por las cuales el hombre debe adorar a Jehová en la hermosura de su santidad.
Siete truenos también, que como voces el salmo 29 va mencionando acerca del poder de Dios sobre toda su creación. La tierra y la naturaleza también se han visto afectados por el pecado del hombre, pero, llegará el momento que todo será limpio, que Jehová se sentará como rey para siempre y bendecirá a su pueblo con paz (Sal 29:10,11).
La sagrada escritura también registra la visión del apóstol Pablo, quién escuchó palabras que no se pueden explicar en idioma terrenal, porque revelan cualidades excelsas del paraíso. Y aunque en la carne él se quería gloriar por tan hermosa visión, la espina en su carne no se lo permitía (2 Co 12:4). Hay revelaciones que Dios da a sus hijos, para su edificación, pero no para compartirlos con los demás. Deuteronomio 29:29 dice “Las cosas secretas pertenecen a Jehová” especialmente los asuntos de juicios.
Conocer el procedimiento que Dios utilizará para ejecutar los juicios; los detalles de cómo ocurrirán los desastres son asuntos de Dios. Al creyente le corresponde predicar sobre lo que va a ocurrir, sobre la forma de salvarse de la ira de Dios.
Los detalles de cómo sucederán los siguientes acontecimientos es lo que a Juan no se le permitió escribir, lo que los siete truenos dijeron seguirá siendo un misterio de Dios, que se cumplirá en el momento que suene la séptima trompeta.
