El apóstol Juan observa como una de las cabezas del anticristo sufre una herida. Algunos comentaristas piensan que pudiera haberse estado refiriendo a un imperio de sus días, lo más probable el imperio romano, que fue destruido y luego espiritualmente revivido. Sin embargo, es una escena más del futuro, obra del engañador, para que toda la tierra se maraville ante el poder sobrenatural mostrado.

Pablo describió el evento futuro en su segunda carta a los tesalonicenses 2: 8-11, mencionando al “inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira”. Como consecuencia: adoraron a la bestia. ¡Qué más claro cumplimiento de esa palabra profética de Pablo! En Apocalipsis 13:3,4.

El poder civil y legal estará con la bestia, la imagen de este ser diabólico es tan asombrosa a los ojos del mundo, que reúne todas las cualidades de un líder idóneo, humanitario, con una personalidad irresistible, que posee habilidades extraordinarias para gobernar, es un líder carismático, dotado de asombrosa sabiduría y virtudes, quien astutamente se hace amigo de los judíos para persuadirlos.

¿Quién como la bestia, y quien podrá luchar contra ella, ilustra el impacto e influencia que estará produciendo en el mundo, como una triste parodia del gran grito de guerra de Israel: «¿Quién como Tú, ¿Señor, entre los dioses? ¿Quién como Tú, magnífico en santidad, imponente en maravillosas hazañas, obrador de prodigios?» (Éx 15: 11). No es nada nuevo ver la imitación pobre de satanás en los asuntos de Dios; el Señor es creador, y quien sostiene el universo por la palabra de su boca, por Él fueron hechas todas las cosas. Satanás el usurpador, no tiene poder para crear, solo hace una vana imitación de la obra del Creador.