LBC Menú
Capítulos:
“El templo se llenó de humo”, esto para evitar que alguien entre. Ya no habrá plegarias que cambien el juicio de Jehová, sino que hasta que sea cumplido este juicio, se volverá a tener acceso a Él.
Ahora el templo de Dios, su tabernáculo celestial se abre y salen del mismo siete ángeles que llevan consigo siete plagas postreras que han de ser derramadas sobre los impíos que han quedado en la tierra. Estos ángeles reciben de uno de los cuatro seres vivientes siete copas que contienen la ira de Dios que va a ser vertida sobre el mundo. En ese momento la gloria de Dios se manifiesta en el templo a tal magnitud que nadie podrá entrar en él hasta que los siete ángeles hayan cumplido con su misión. Algo parecido sucedió en 2 de Crónicas 7:1-3, cuando en el templo terrenal que Salomón había edificado, se manifestó la gloria de Dios y nadie podía entrar en él. Esto tiene un significado importante que denota un evento crucial donde Dios está manifestándose. La manifestación de la ira santa de Dios es una manifestación de su gloria y su santidad.
El autor Hendriksen comenta que este santuario está ahora abierto, para que podamos entender que la ira, que está a punto de ser revelada, es la ira de Dios, así también del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. Nótese que el ángel que recoge las uvas para el lagar de la ira de Dios sale del templo (14:19).
El presente siglo ha sido llamado el siglo del estrés por los expertos. Este malestar se ha vuelto tendencia durante los últimos años, lo cual está relacionada con el desarrollo de las nuevas tecnologías y “los afanes de este siglo”. Vivir alterados, corriendo y al filo del consumismo, así como el trabajo bajo presión, son algunos de los factores desencadenantes de esta enfermedad. La raíz del estrés tiene que ver mucho con la manera como pensamos y la forma como interpretamos la realidad. Estos trastornos desencadenan ansiedad generalizada, ataques de pánico, desarrollo de obsesiones o depresión. En una medida mayor en el tiempo de la gran tribulación estos se desatarán, sufriendo la ira de Dios.
Los ángeles salen del templo, significando la presencia de Dios, y por lo tanto con sanción divina. Uno de los propósitos de este libro es mostrar que los eventos terrenales están bajo el control de Dios.
La pandemia mundial provocada por el covid-19 fue una antesala del control que Dios tiene y tendrá sobre la humanidad y sobre el curso de la historia, ayudando a que el pueblo de Dios haya superado la desestabilidad económica, política y social. No se ha podido controlar plenamente el brote de la epidemia y sus consecuencias fatídicas se dejarán sentir por mucho tiempo, pues las mutaciones del virus, a decir de los expertos, llegaron para quedarse convirtiéndose en epidemias periódicas. Sin embargo, los que miran con ojos espirituales y analizan el panorama desde la perspectiva de la fe, pueden ver la mano soberana de Dios y se mantienen confiando en el Dios que sostiene el universo por la palabra de su boca y quien puede llevar a puerto seguro su nave. El pueblo de Dios ha aprovechado las circunstancias, predicando el evangelio con sus maravillosas respuestas a las mentes angustiadas, y el reino se ha extendido. Así mismo disfrutando las promesas de aquél que dijo: “Nunca te dejaré y nunca te desampararé… Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Conclusión:
En el capítulo 15 se introducen las siete copas que posteriormente son descritas en el 16. Son el tercer ciclo de plagas divinas enviadas con el propósito de redención. Cada ciclo se hace progresivamente más severo en cuanto a la destrucción. Se piensa que posiblemente éstos, se basen en la sección de maldiciones y bendiciones de Deuteronomio capítulos 27 y 28. Se observa además una relación entre estos ciclos: el séptimo sello contiene juicios similares a los de la séptima trompeta y las cuatro trompetas son un paralelo de las cuatro primeras copas. La séptima copa inicia la caída de Babilonia, que en el contexto de Juan era Roma, simbolizando la sociedad humana caída, desorganizada, funcionando sin Dios. Desde Daniel 2, cada Imperio mundial que le sucedió se hizo más anti-Dios; hasta el último y mayor de ellos, bajo cuyo dominio nació el Mesías, Roma. Los capítulos 15 y 16 derivan sus imágenes del éxodo de Israel; percibiéndose esta final liberación del mal como el supremo éxodo. Las bestias y la ramera de Babilonia, —la sociedad humana rebelde—, son derrotadas en el Armagedón (16:12-16); (mientras Satanás junto a Gog y Magog, son sometidos al final, Ap 20:7-10). La Segunda Venida de Cristo aparece en el capítulo 19, como una extensión y cumplimiento del séptimo sello, la séptima trompeta y la séptima copa. Es la respuesta de Dios a la pregunta de los mártires en 6:9-11: ¿Hasta cuándo, Señor santo y verdadero, ¿no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?
