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Apocalipsis

Apocalípsis

Apocalípsis 5:11-14 “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,” 12que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.13Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. 14Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos”.


Como en onda expansiva la adoración que inició con los cuatro seres vivientes continuó con los veinticuatro ancianos, y ahora también los ángeles se unieron al coro. Miríadas, palabra griega que significa 10 000 veces 10 000, (lo que equivale a decir millones de millones), el cual es el número mayor en griego, lo que se puede entender como “las huestes innumerables”.


Esta escena anuncia el día en que toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Fil 2:10-11). Las inteligencias creadas por Dios, todas alabándole. Ante ello todas las criaturas vivientes agregan su "amén". La iglesia aquí representada se inclina, y se postra en una sobrecogedora y silenciosa adoración.

Para Meditar

Un día los que creemos en Jesucristo vamos a formar parte de ese coro, allí cantaremos alabanzas a Aquel que nos amó, hasta la muerte. ¡No hay mayor amor que ese! Ahora, este "cántico nuevo" que se menciona es un cántico de redención. Tenemos un Salvador que nos ama, el cual se entregó a Sí mismo por nosotros. La palabra "digno" revela que Él ahora llena todo el horizonte de alabanza y de adoración. Eso es lo que significa la adoración, devolver la dignidad a quien la merece. ¡Toda la dignidad le pertenece a Él, y Él es el único digno de alabanza!


En este capítulo se encuentran tres himnos de adoración al Cordero inmolado: El primer cántico (5:9,10) es un cántico nuevo dedicado al redentor, que con precio de su sangre hizo libre a toda la raza humana. Los apóstoles Juan y Pablo destacan la muerte de Cristo como un acto de expiación. Este cántico apunta a tres logros de Cristo: a) fuiste inmolado, esto quiere decir que vino a dar su vida, no de una forma accidental o por casualidad, vino consciente por amor a los pecadores a pasar por una muerte victoriosa en la cruz, fue una ofrenda en la que Él ofreció su vida. b) Tu sangre nos ha redimido para Dios, la sangre derramada era necesaria para la expiación. Cuando el pueblo de Israel era esclavo en Egipto, Jehová le indicó a Moisés, que cada familia realizara la pascua con un cordero macho de un año, y fue muy específico a pedir que se rociara la sangre en los postes y el dintel de la casa donde se comería la carne, esa sangre sería la señal para que al pasar Jehová no hubiera mortandad en la casa (Ex 12:7,13), También en los sacrificios la sangre de los machos cabríos era la que traía purificación de la carne. La sangre de Cristo trae perdón de pecados. “Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? (Hebreos 9:13,14). c) nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, Cristo fue triunfante y por ende reina a la diestra del padre. A los creyentes nos ha constituido reyes y sacerdotes para Dios, es decir, que podemos ir a la presencia de Dios confiadamente sabiendo que tenemos acceso directo a su trono.


El segundo cántico (5:11,12) un gran coro de millones de ángeles unidos a la creación adorando al Cordero inmolado a través de un pregón séptuplo “Digno es el Cordero de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Tres expresiones de éstas también fueron utilizadas por los ancianos que alababan a Dios por su creación: gloria, honra y poder (Ver comentario 4:8-11) y también le añaden riquezas, sabiduría, fortaleza y alabanza. Esto significa la plenitud en la alabanza.
El Rey David cuando ora en la asamblea le da la adoración al Dios Eterno expresando: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.” (1 Cr 29:11-13). David dio la alabanza al padre. En Apocalipsis toda la multitud de ángeles y seres vivientes se la dan al Cordero que les ha redimido de todo pecado.


El tercer cántico lo rinden los que están en los cielos, los que están sobre la tierra y también los que están debajo de la tierra y en el mar. Se puede apreciar como en el primer cántico, la adoración la recibe el que está sentado en el trono por los seres que le rodean en el cielo, en el segundo crece el número de adoradores dirigido al Cordero que los redimió, y en este tercer cántico todo cuanto hay en el cielo, la tierra y debajo de la tierra y el mar rinden alabanza al que está en el trono y al Cordero. El profeta Isaías llama a alabar al que está sentado en el trono: “Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas”. (Is 42:10)


Todo el universo dando la gloria, honra y honor al Cordero inmolado por tan sublime hazaña por obtener la victoria sobre Satanás y recuperar la creación y el universo por Dios creado. Una alabanza universal para Dios y para el Cordero al mismo nivel, porque inicialmente la creación era de Dios, vino el enemigo a hurtar y matar, mas en el plan perfecto de Dios ya estaba diseñado que alguien viniera y recuperara lo que le pertenecía a Dios. cuatro expresiones que solo se merecen Dios y el Cordero: alabanza, honra, gloria y poder, por siempre, eternamente por los siglos de los siglos.


Dios ha sido paciente y no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento, sigue dando de su gracia y amor a la humanidad. El Cordero ya vino y pagó el precio. Y muy pronto todo el universo le reconocerá como su Señor y Dios.

Nota Liturgica

La alabanza y adoración al Padre y al Cordero de Dios, siempre ha traído victoria a su pueblo, es como un perfume de olor grato ante su presencia, es lo que mueve su corazón. Josafat, un rey que antes de cualquier actividad consultaba a Dios, cuando se juntaron los pueblos de Moab y Amón para venir a atacarlo, se dio cuenta que su pueblo era más pequeño, que era presa fácil pues no tenía suficientes soldados; pero al consultar a Dios, pregonó ayuno y oración y le preguntó al Señor si saldría a la guerra. Dios le dijo: ¡no temáis! Y entonces el ejército se enfiló para ir a la guerra cantando y alabando a Dios. Los enemigos confundidos se destruyeron entre sí y les dejaron un gran botín a los Israelitas, (2 Cr 20:1-22) Este es un ejemplo de cómo Dios y el cordero se deleitan en la alabanza.

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