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Dios es soberano y le plació mostrar a Juan que después del milenio Satanás será liberado. La razón de su encarcelamiento fue clara: “para que no engañase más a las naciones” (v.3). Ahora Dios lo deja en libertad para que “salga a engañar a las naciones”. Se manifestará el corazón perverso de los hombres no regenerados. Aquellos que sean engañados, no seguirán a Satanás sólo porque los convenció, sino que desde antes que se mostrara, ellos ya no tenían lealtad hacia el Rey Jesús gobernando la tierra.
Ya antes en Apocalipsis, se menciona la depravación del hombre, que se resiste a arrepentirse, pues “blasfemaron el nombre de Dios que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (16:9). Ahora de nuevo, incitados por Satanás, los hombres se lanzan a una batalla contra el Soberano Creador. Para pensar: ¿Qué elucubraciones habrá usado el maligno en el tiempo antiguo, para doblegar la lealtad de los ángeles y convencerles a seguirlo?, pues una tercera parte de las luminarias del cielo fueron arrastradas por el Dragón hasta convertirse en tristes demonios. Cuando termine el milenio, volverá a convencer a un ejército “de los cuatro ángulos de la tierra” cuyo número “es como la arena del mar”, —figura de lenguaje judío—, para expresar un innumerable grupo de personas. Satanás (según Isaías 14:12) es experto en sediciones, las cuales han terminado y terminarán en el más rotundo fracaso.
Será la última rebelión de la historia contra Dios. Es evidente que muchos de los nacidos durante el milenio optarán por rechazar el señorío visible de Cristo y escogerán en su lugar a Satanás y su mentira. El juicio de Dios es destrucción total (V.9) B. Vida Plena p.1885
El apóstol Juan menciona a Gog y Magog para simbolizar un frente de rebelión organizado contra Dios. Se entiende que Gog y Magog no es una nación, a la cual los estudiosos en la actualidad tratan de identificar, pues el Apóstol dice que Satanás engañará “a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra” (19:7). El libro de Apocalipsis utiliza conceptos literales y figurativos para beneficiarse de ellos y darse a entender. Juan hace referencia a Ezequiel 38:2-11 donde Gog es el gobernante de Magog y representa la multitud enemiga del pueblo de Dios. Juan llama Gog y Magog, a este nuevo frente que Satanás levanta para sublevarse contra del gobierno de Cristo al finalizar el milenio.
Las naciones en contra de Dios suben “sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada” (20:9). El milenio es una etapa de paz y prosperidad en la cual la ciudad amada no tiene murallas, pues el Señor Jesucristo será su muro de protección (Zac 2:5). Antiguos textos judíos describen a Jerusalén siendo protegida por un muro de fuego alrededor de ella. Juan explica que cuando el ejército comandado por Satanás desee atacar a Jerusalén, “de Dios descendió fuego del cielo y los consumió”. El fuego cayendo del cielo es una clara referencia al juicio de Dios sobre los enemigos de su santa nación (2 Reyes 1:10). Dios salva y rescata a su pueblo las veces que sean necesarias, pues Él es fiel.
Siendo Satanás arrojado al lago de fuego el mundo queda listo para su última renovación. A diferencia de imágenes modernas influenciadas por la tradición literaria, el infierno como lugar de espera no es para Satanás, pero sí el Lago de Fuego. Es completamente antibíblico poner al diablo atormentando a los incrédulos en el infierno, pues nunca pisará este lugar (Job 1:6; Ap 12:7-9; 20:1-3; 20:10). Este Lago de Fuego es la Gehena que Jesús mencionó a sus discípulos. El Señor habló de un “juicio a las naciones” y también de esta Gehena diciendo: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt 25:41).