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Apocalipsis

Los mil años, Ap 20:1-10

Apocalípsis 20:1-3 “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplido los mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”


Nota importante: En todos los puntos controversiales conviene escuchar la opinión autorizada de J. Dwight Pentecost, en su libro “Eventos del Porvenir (p.433): “Se ha observado que hombres fuertes (teólogos destacados) han presentado fuertes argumentos que, a su vez han sido refutados por hombres igualmente fuertes, que sostienen un punto de vista diferente”.

Introducción importante: Este período se ha llamado “milenio” (del latín mille:mil y annus: año), mencionado 5 veces en Apocalipsis 20:2-6. Sobre el milenio, existen 3 opiniones principales: 1.-El punto de vista amilenial. Sostenido por los intérpretes que no creen que habrá un milenio. Enseñan que la iglesia ya está en el Reino ahora, y no necesariamente esperando a que este espacio de tiempo ocurra en el futuro. Se basan entre otros pasajes, en la declaración de Jesús en Mateo 12:28: “…ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios” y que lo narrado en Apocalipsis 20:1,2, se refiere a la atadura de Satanás, que ocurrió durante el ministerio terrenal de Jesús, “para que no engañase más a las naciones” (v.3). Que por consecuencia ya estamos en el Reino y que la iglesia no pasará por el milenio que se narra en Apocalipsis.


Este punto de vista lo ha sostenido la iglesia católica, desde que San Agustín (354-430) lo expresó. Debe decirse con tristeza que, en los últimos años creyentes pentecostales, fundamentalistas y de recta teología en otras áreas, se han inclinado al igual que muchas iglesias protestantes históricas, por esta interpretación espiritual del milenio. Entre ellos están los que sostienen doctrinas como el “Reino ahora”, el “Restauracionismo” y la “Teología del dominio” (estas 3 doctrinas citadas por Stanley M.Horton y W.Menzis en su Doctrinas Bíblicas, una perspectiva pentecostal p.216)

El punto de vista postmilenial. Sostenido por los que creen que Cristo regresará después del milenio. Olvidan que el milenio se compone de mil años de paz, lo cual nunca se observará en esta tierra sin el gobierno pleno de Cristo. El capítulo 24 de Mateo describe los terribles acontecimientos mencionados por Jesús respecto a los últimos días: falsos líderes religiosos que engañarán a muchos fieles; aumento de las guerras, hambre y terremotos; persecución del pueblo de Dios, etc. etc. Nada parecido a lo que será el milenio. Éste será un reino mesiánico de paz y justicia en la tierra (Is 11:1-16; 65:20-25; Miq 4:1-3).

El punto de vista premilenial. Sostenido por la gran mayoría de las Denominaciones de doctrina conservadora y de todas las pentecostales. Interpretando el Antiguo y el Nuevo Testamento lo más literalmente posible. En otras palabras, no se espiritualizan los versículos, a menos que el contexto así lo exija. Un ejemplo: Si la Biblia expresa en muchas porciones que Dios reunirá nuevamente a los judíos en su tierra, así se cree y así se acepta. Se busca siempre la manera más fácil de interpretar el Apocalipsis.

Desde 1948, cuando Israel fue reconocido como nación poblándose con millones de judíos provenientes de “los cuatro cabos de la tierra”, la profecía se fue cumpliendo y acelerando para que se cumpla totalmente lo que falta. En el milenio los judíos vivirán en Israel, y Cristo reinará sobre la tierra por mil años. (las características de este reino se mencionarán más adelante).

La Biblia Continental, se une a los distinguidos teólogos citados por la serie “Fe y Acción”, entre otros: Stanley M. Horton, teólogo de Las Asambleas de Dios, y su libro “Teología Sistemática, una Perspectiva Pentecostal”, junto al Dr. George O. Wood quien fuera Superintendente General (2007-2019), así como, Wayne Grudem (con su texto: Doctrina Bíblica) Robert E. Cooley, Merrill C. Tenney, John F. Walvoord, George E. Ladd, J. Vernon McGee, David Yonggi Cho, William Barclay, Robert H. Mounce, que colaboraron en la preparación del Texto “Apocalipsis y Daniel” y de quienes se tomaron importantes conceptos sobre los 3 puntos de vista respecto al milenio.

La Serie “Fe y Acción” reconoce que no todos los creyentes están de acuerdo en la interpretación del Apocalipsis (es decir, las cuatro interpretaciones que citamos en la introducción de los capítulos 1 y 2) ni de los tres puntos de vista acerca del milenio, agregando: “No ponemos en duda la salvación de aquellos que difieren de nosotros sobre estos asuntos. Siempre hay necesidad de amor y tolerancia para con otros. Sin embargo, creemos que los puntos de vista futuristas y premileniaristas son los más bíblicos. Estas opiniones están de acuerdo con las parábolas y las enseñanzas de Jesús y nos alientan a vivir preparados y listos para su regreso. Igualmente, estos puntos de vista nos animan a ser fieles en anunciar el evangelio a otros”


“La interpretación futurista” respecto a la revelación de Juan, cree firmemente en un milenio literal. Los padres de la iglesia antes y después del importante Concilio de Nicea (325 d.C.) eran premilenaristas y desde luego creían en el milenio. Los mil años literales tienen fuerte sustento histórico en el consenso patrístico de los primeros siglos, que se reafirmó a través de tantos teólogos que surgieron posteriores a la Reforma Protestante.

En este pasaje se muestra a Satanás siendo atado por mil años. Los nombres que se le dan aquí: la “serpiente antigua” que describe la naturaleza de Satanás, quien es un homicida desde el principio (Jn 8:44), y “el dragón” que es una serpiente alada, un ser rastrero que desea volar. Satanás ha deseado consolidar su reino incitando al hombre a ser idólatra, a fornicar y a prostituirse cometiendo sacrilegios deshonrosos. Por eso el ser humano vive en una condición pecaminosa (Ro 1:18- 32; 1 Juan 1:8), que termina cuando Cristo lo transforma. El arresto del diablo, que aquí se narra, no es una detención ordinaria como en el caso del anticristo y el falso profeta, que despliegan una imagen de batalla y de ser reos militares, sino una captura trascendente, enfatizándose con el fuerte verbo “prendió”, al que ha causado tantos males en el mundo.
El ángel que “prendió, ató, arrojó y encerró” a Satanás, también puso un “sello sobre él”. El sello era normalmente colocado en la entrada de una prisión romana y era puesto para evitar la fuga de los reos o el intento de rescate por parte de aliados fuera de ella. Este sello en el diablo significa que será neutralizado para que el milenio sea fructífero en justicia y santidad.

La expresión “debe ser desatado por un poco de tiempo”, lleva a la pregunta ¿Por qué Satanás debe ser liberado al final del milenio? Primero, el universo debe contemplar el grado de perversión que el diablo puede ejercer sobre él. Segundo, para motivar la insurrección del corazón de los hombres contra el señorío de Jesucristo, los cuales ya estaban en rebeldía durante este tiempo y solo faltaba la incitación. Para aquellos que dicen que el hombre es bueno por naturaleza y solo necesita de un ambiente agradable para que haya paz y bienestar en la sociedad, el tiempo del milenio echa por tierra esta teoría. Teniendo paz, prosperidad, bienestar y reinando Jesucristo en el mundo, el corazón del hombre sin Dios es pecaminoso (Jer 17:9,10; Gn 6:5) El salmista, mediante una visión del futuro dice: “¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas” (Sal 2:1-3).

Para Meditar

Algunos cristianos por una mala interpretación de este pasaje, dicen que “pueden atar a Satanás”, cuando oran con decisión. Esta eiségesis provoca que el cristiano adopte un enfoque erróneo y subestime su poder. La Escritura enseña que debemos vestirnos con la armadura de Dios (Ef 6:10,18) y no proferir juicio contra él pues eso sólo a Dios le corresponde (Judas 1:9). Además, el que ejerce la atadura es un ángel del Señor quien tiene la autoridad y poder de parte de Dios y no sólo ata, sino que lo prende como si se tratase de una criatura mítica de las historias medievales. Esto refleja el poder del diablo, y nos llama a ser prudentes; a no temer, pero no a ser temerarios, es decir, creyentes valientes que usan la sabiduría de Dios y la Palabra para contrarrestar los ataques malignos, como Jesús lo hizo.



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