Introducción importante
En este capítulo se observa un cambio radical en el ambiente. El anterior trató sobre los juicios de Dios y éste sobre su victoria. “La capital del reino del Anticristo y su sistema fueron ya destruidos, lo cual apunta al final del tiempo de la tribulación y al establecimiento del reino de Dios en la tierra”. (Pérez Millos Com.Exegético al texto griego del NT). Este capítulo 19, trata del fin de la tribulación y de la gloriosa segunda venida de Cristo a la tierra para destruir a los impíos y para reinar con su pueblo. Biblia Vida Plena p. 1883

Juan escucha un sonido “de una gran multitud", de voces conformadas por huestes celestiales, ángeles y los santos (la iglesia arrebatada). Todos al unísono proclamaban expresiones sublimes de alabanza por el regocijo que hay en el cielo, ya que al fin se cumplió el juicio de Dios sobre la maldad en el mundo. Expresiones sublimes de alabanza emiten estas voces: “¡Aleluya!” (que quiere decir “alabar a Jehová”, transliteración de una palabra hebrea: hallel, “alabar” y Yah, abreviatura de “Yahwe”). La palabra aleluya, vino a ser la expresión del gozo y triunfo que atribuían al único héroe de todos los siglos, el Dios todopoderoso por su victoria sobre Babilonia (Ap 18). La multitud proclama seguidamente de la palabra aleluya, cuatro grandes cualidades de Dios.

• La primera palabra es “salvación”: esta palabra tiene un amplio espectro de significados en la Biblia: liberación de la esclavitud, redención, salvación de los enemigos o de algún peligro;
• La segunda es, “honra”: el respeto debido a Dios para ser obedecido y acatado como el Señor de señores;
• La tercera palabra es “gloria”: la cual Dios manifiesta en diversos momentos de la historia, denotando su presencia y el ejercicio de su poder, y que tuvo su clímax en la salvación del hombre, su máxima expresión;
• Por último, la palabra “poder”: por medio del cual el Altísimo opera de acuerdo con sus propósitos perfectos; Él es Todopoderoso. La razón de esta alabanza es: “porque sus juicios son verdaderos y justos;”. Uno de los atributos principales de Dios es la justicia, una justicia perfecta e imparcial no basada en términos o estándares humanos, sino en aquellos equiparables a su naturaleza llena de amor y de misericordia.

La justicia de Dios puesta en práctica es sabia, soberana e imposible de apelar por cualquier ser creado; y en este mismo tenor es imposible juzgar a Dios en su forma de actuar y cuestionar su soberanía. De esta manera el Santo de los santos ejecuta juicios perfectos, siempre con propósitos perfectos, igualables a su mente perfecta, de manera que todo ejercicio de justicia realizada por Dios, a través de la implementación de la aplicación de juicios, los lleva a ser “verdaderos”, es decir, genuinos como consecuencia de que Él es fiel a sí mismo. “Esa acción es también justa por cuanto actuó en juicio y ejecutó la sentencia justa que corresponde a su acto judicial.” (Ivan Barchuk, Explicación del libro de Apocalípsis, Ed.CLIE).

En el tiempo perfecto, el Juez supremo juzgó a la gran ramera: “pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra” … Dios ejecutó su sentencia judicial en el tiempo señalado sobre Babilonia que representa todo el sistema mundanal del mal, formado por todos aquellos que se oponen a Dios y atacan todo lo santo. Estos, en los tiempos de aparición del anticristo estarán representados por su sistema de corrupción, dando lugar a abominables actos de maldad tales como prácticas inmorales, rechazo a Dios, idolatría y blasfemia a su nombre.

“Y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella” La sangre de todos estos mártires clamaba ante Dios desde la tierra, así que el Señor los vindica ejerciendo acción judicial contra Babilonia. “Por un tiempo la gran ramera se embriagó de la sangre de los santos (17:6), entonces la acción retributiva de Dios mostrara su justicia en toda la perfección y dimensiones dando el pago correspondiente a sus acciones perversas”. (Tim Lahaye, Apocalipsis sin velo, p. 346).