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La sexta trompeta es también un terrible castigo para el hombre y viene con el segundo ay. Esta vez, el juicio divino terminará con una buena parte de la vida humana sobre la tierra.
Esta vez, Juan escucha una voz que sale de entre los cuatro cuernos del altar de oro (6:9; 8:3) que estaba frente a Dios. Ese altar estaba diseñado desde el AT (Ex 30:2). “Había representado la misericordia divina en la respuesta que el Señor daba a las oraciones de su pueblo, pero aquí el altar resonará con un clamor de venganza y retribución” (Biblia MacArthur p. 1859).
La voz ordena al ángel que desate a los cuatro ángeles que estaban atados junto al gran río Éufrates. Este río es trascendental en las Escrituras, se menciona desde Genesis 2:14, como un río que pasaba por el huerto del Edén. En sus cercanías se construyó la torre de Babel (de allí Babilonia) y con el tiempo fue origen de muchas creencias y religiones paganas.
Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. Las palabras de Jesús citadas en Hechos 1:7 se confirman aquí dando al Padre toda potestad, sobre los tiempos o las sazones. Los ángeles desatados, dice la Biblia de Estudio Pentecostal p. 1869, deben ser ángeles malos o demonios, ya que los ángeles santos no están encadenados.