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El relato se refiere al tiempo en que no sólo hubo gran hambruna en la región de Judea, (Hch 11:27,28) sino también animadversión, persecución y violencia contra la iglesia cristiana, de parte de los gobernantes en turno, como es el caso de Herodes Agripa I, mencionado en este capítulo. Herodes arrestó a algunos líderes de la iglesia, entre ellos Jacobo apóstol, hermano de Juan e hijo de Zebedeo, quienes junto con Pedro formaron el círculo íntimo de Jesús. Al parecer, Jacobo murió sin juicio alguno por decapitación, según el sistema romano. La persecución se desplazó de la religión a la política. Herodes, sin duda, hizo esto para tratar de ganarse el favor de ciertas personas y sectores influyentes del judaísmo. Al incluir Lucas este relato se infiere una conexión entre la muerte de Herodes y la persecución de los cristianos.
Así terminó Jacobo su carrera, como el primer mártir de los apóstoles. Pedro que estaba destinado a nuevos servicios fue salvado ahora de una manera espectacular. Se ha dicho que la sangre de los mártires fue la simiente de la Iglesia. Es un hecho comprobado que al aumentar la persecución, la Iglesia crece y la Palabra de Dios se extiende; desde luego es de esperarse que esto no tenga que ser así. Cabe mencionar que Herodes fue uno de los muchos reyes pequeños, reyezuelos terrenales, porque Dios es el único Rey grande y Soberano. Es decir, el único que reina y tiene el control absoluto de todo. Ese es el énfasis y temática principal de la narrativa lucana especialmente en este pasaje bíblico.
Herodes Agripa I mencionado aquí, era parte de la nefasta dinastía herodiana. Nieto de Herodes el Grande, quien intentó matar al niño Jesús. (Lc 1:5), sobrino de Herodes Antipas, el que había matado a Juan el Bautista.( Lc 3:1) Herodes Agripa I murió en 44 d.C. Su hijo Herodes Agripa II fue rey de Judea del 50 al 70 d.C. Pablo fue llevado ante él y su hermana Berenice, (Hch 25:13 al 26:32) Si alguna vez ha habido una familia que estuviera en enemistad contra Dios, fue esta familia de los Herodes. Que sepamos, ni un solo miembro de esa familia se convirtió a Cristo.
Jacobo fue muerto, pero Pedro milagrosamente preservado aun en medio de esta persecución. Encontramos aquí un ejemplo de la voluntad soberana de Dios obrando en la Iglesia. Muchos se preguntaron: "¿Por qué dejó Dios que uno de los principales líderes de la iglesia en Jerusalén como Jacobo muriera, mientras a Pedro le permitió vivir? Y muchos se hacen la misma pregunta hoy. La respuesta es que ésta fue la voluntad soberana de Dios. Y Dios puede actuar así en la actualidad.