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Es sorprendente el recorrido socio histórico que hace Esteban del inicio de la nación de Israel hasta la salida de Egipto y más allá, algunos piensan que esto derivó en un período de aproximadamente 720 años. Asimismo, se puede leer entre líneas no solo la capacidad argumentativa de Esteban – lo cual demuestra su altura espiritual y su capacidad intelectual- sino la intención de seguir poniendo los puentes hermenéuticos del antiguo testamento con lo que hoy se conoce como la teología del nuevo testamento. Se tiene que recordar que desde un inicio, cuando descendió con poder el Espíritu Santo en Hechos 2, Pedro citó varios pasajes y textos del antiguo testamento iniciando así, el basamento de lo que comenta el investigador Lucas en Hechos 2:42: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles…”
Ninguno como José “el soñador” entre los grandes héroes de fe mencionados en Hebreos 11. Esteban les recuerda a sus acusadores la historia de amor y odio entre José y sus hermanos, y les recuerda también, la causa principal de su venta a los mercaderes ismaelitas: la envidia. Por poco y este sentimiento negativo derivó en el asesinato de José; sin embargo, Dios intervino y puso en el corazón de sus hermanos venderle y así conservarle la vida. Como lo describen puntualmente los capítulos 37 al 50 de Génesis, la historia de José es la historia de Dios interviniendo de una forma poderosa a favor de un pueblo que apenas se estaba formando. A la historia de José se le dedican 13 capítulos, los cuales narran las aparentes desventuras de este misionero de Dios en tierra extranjera y alejado de todo contacto de su familia, cultura y religión. En todo esto, se puede entender el gran propósito divino reconocido por este insigne hombre de Dios al revelarse a sus hermanos: “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” (Gn 45:5). Esto es tener hombría con una buena dosis de santidad. - ¿Luchó José con sus sentimientos de venganza? Por supuesto que sí, pero esto también enseña su inquebrantable decisión de no fallarle a Dios y a sus propósitos.