LBC Menú
Capítulos:
Lucas describe a Saulo como el perseguidor de los creyentes en Jerusalén, sin embargo ahora presenta un cuadro más aterrador; “respirando aún amenazas y muerte” implica su profundo odio por la nueva secta (como él creía) que amenazaba las creencias del judaísmo. Más adelante confiesa que consintió y aprobó la ejecución de algunos al votar para que tal cosa ocurriera (26:10). Jesús ya lo había profetizado en Juan 16:2 diciendo: “Cualquiera que les mate creerá que estará ofreciendo un servicio a Dios”.
El sumo sacerdote presidía el sanedrín, que era el cuerpo legislativo que tenía jurisdicción sobre los judíos de Jerusalén, Palestina y la dispersión. Esto le daba el poder para arrestar a los cristianos judíos que residían ahí (9:2; 22:5; 26:2).
Por la referencia en plural del versículo 14 y otras fuentes históricas se sabe que se refería a Anás el sumo sacerdote en turno, y Caifás su suegro, quien realmente ejercía el poder.
Todos aquellos que hemos recibido a Jesucristo como el Salvador de nuestras almas, no estamos exentos de posibles persecuciones. Dolorosamente ocurrieron en aquellos tiempos y pueden repetirse en nuestros días. Por tanto, no desmayamos en nuestro servicio al Señor hasta que El venga o nos llame a su presencia.