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Después del incidente tan dramático que vivieron Pablo y sus compañeros en Efeso, en donde sus vidas estuvieron expuestas a ser masacradas por la turba enardecida que defendía la adoración de “Diana de los efesios” (Hch 19:34) hubiera sido comprensible que se refugiaran en algún lugar para recobrar fuerzas y ordenar sus ideas y emociones, pero no fue así. Fortalecidos y guiados por el Espíritu, siguieron su camino y llamado. Con esta fortaleza y convicción, Pablo exhortó y abrazó a los discípulos antes irse a Macedonia; una muestra del amor inmarcesible que tenía para ellos. Esto fue una constante en Pablo, nunca dudaba en mostrar el afecto que sentía por las personas. Su conducta y actitudes fueron un giro de 180° que contrasta significativamente con su vida antes de conocer a Cristo. Su ejemplo es una muestra palpable de una mente y corazón transformados por el poder del amor de Jesús.
Al salir de Éfeso, cruzó de nuevo el mar para llegar a Europa, como lo había hecho la primera vez y recorrió la región de Macedonia, pasando seguramente por Filipos, Tesalónica y Berea, animando y estimulando en el Señor a todos en su camino antes de llegar a Grecia en la parte sur de la península.
Después de llegar a Grecia (Acaya), pasando por Atenas, la ciudad en donde había enfrentado exitosamente a los filósofos, disertando sobre el “Dios no conocido” (Hch 17: 23) se detuvo en la ciudad de Corinto, en donde atendió unos problemas que habían surgido allí. Dado que estaba por entrar el invierno, se cree que se quedó por un período de tres meses en Corinto. Según la tradición, Pablo escribió la carta a los romanos, en el seno de la importante y controversial iglesia que se había desarrollado. Partió posiblemente por el año 57 d.C. para no volverlos a ver más.
Su plan era viajar a Antioquía de Siria, pero se enteró que los judíos incrédulos habían conspirado en contra de su vida por lo cual tomó la decisión de regresarse por Macedonia en lugar de tomar un barco desde Grecia. Los siete que lo acompañaban sí se regresaron por barco tal y como lo habían planeado desde el principio. Al llegar a la varias veces mencionada Troas, esperaron a que llegase Pablo para continuar juntos.
Algunos autores creen que cada uno de estos hombres representaban a las iglesias que Pablo había fundado en su viaje a Asia anteriormente. Privilegiados acompañantes que escucharon de primera mano las profundas enseñanzas del Apóstol y que Pablo les menciona en sus cartas: “Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo”. Ellos llevaban consigo la ofrenda que Pablo ofreció entregarle a los pobres de la iglesia de Jerusalén (I Cor 16:1-4).
Al terminar este pasaje, vemos que Lucas utilizó el pronombre plural “nos” que significa que él se había unido nuevamente con el grupo. La última vez que utilizó el plural fue en el capítulo 16 (Hch 16:17). No hay suficiente información en el libro de los Hechos para conocer la razón por la cual se separó del grupo o porque se reunió con ellos de nueva cuenta.
