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El apóstol Pablo salió de Cesarea, donde había estado prisionero por mínimo dos años. Allí había defendido el motivo de su conversión al cristianismo y la injusta acusación en contra de él. Después de un día de haber zarpado del puerto de la ciudad de Adramitio arribaron al muelle de Sidón en donde el oficial encargado del resguardo de Pablo fue en extremo benevolente con el anciano permitiendo que los amigos le saludaran y atendieran.
Después de haber navegado partiendo de Sidón, se protegieron de los fuertes vientos del mar mediterráneo en la pequeña isla de Chipre, para arribar al siguiente puerto de nombre Adriake, uno de los puertos principales al servicio del imperio romano en el tráfico de cereal, que estaba frente a las ciudades de Cilicia y Panfilia, para ese entonces las condiciones atmosféricas se iban complicando, el viento dominante en esa época del año era del Oeste. El centurión responsable observó que estaba anclada una nave alejandrina que se dirigía a Roma, Egipto era el país que servía como granero del imperio romano. Allí los embarcó el centurión rumbo a Italia.
Siguiendo el viaje del apóstol Pablo en un mapa antiguo se observa que tuvieron que dar un gran rodeo, como de 200 kilómetros, debido a los fuertes vientos del Oeste que hacían una navegación abrumadoramente lenta e indirecta.
Cuando llegaron al muelle de Gnido no pudieron arribar por los vientos del noreste, entonces intentaron protegerse de los vientos navegando por muchos días cerca de la isla hasta la bahía de la isla de Creta, rodeando al cabo de Salmón. Finalmente llegaron a la ciudad costera llamada Buenos Puertos cerca de la ciudad de Lacea.
