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En el capitulo anterior, Lucas presenta a la iglesia unida y llena del Espíritu Santo, haciendo a través de los apóstoles milagros y señales. En este capítulo se específica un milagro en un cojo de nacimiento, confirmando que las señales del reino de Dios eran reales y verdaderas.
“Pedro y Juan”, en los evangelios se perciben con un diferente carácter; Pedro se llamaba Simón, y Jesús le cambió su nombre a Pedro. Como se observa, era impulsivo, temerario, de habla pronta, explosivo, lo que pensaba lo decía y se convirtió en el portavoz del grupo. Juan, por su parte, era amoroso, muy reservado, parte del círculo íntimo del maestro, de vez en cuando pedía fuego del cielo para los que rechazaban a Jesús y un tanto intolerante con otros predicadores (Mr 9:40;Lc 9: 54) y sin embargo trabajaban juntos en el oficio de pescadores (Lc 5:10).
Jesús los llamó y ellos le siguieron al instante (Mt 4:18-22). Fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Mt 17:1) y cuando revivió a la hija de Jairo (ver comentario en Mr 5:37)y muchos otros milagros. Los dos prepararon la pascua (Lc 22:8), los dos acompañaron a Jesús en su última oración en el Getsemaní (Ver comentario Mt 26:36-39). Después de la crucifixión se les encuentra otra vez reunidos yendo al sepulcro de Jesús (Ver comentario de Juan 20:6), luego en el aposento alto con los otros discípulos y el grupo de seguidores (Hch 1:13)
En algún momento en el discipulado Pedro quiso conocer cual sería el futuro del discípulo amado, pues había cierta rivalidad (Jn 21:21). Eso quedó atrás, el maestro ya no estaba con ellos y les correspondía hablar de lo que Dios había hecho en sus vidas. De aquí en adelante sin ninguna diferencia se unieron en un solo equipo al servicio de Dios.
Ellos siguieron conservando las costumbres judaizantes hasta que el Espíritu Santo les cambió la práctica; así que subían al Templo a orar todos los días.
La hora novena, era la de la oración; en nuestros días las 15 horas o 3pm. Muchas personas acudían al templo a la oración y esperaban la bendición que daba el sacerdote después de haber ofrecido el incienso y que éste subiera como una ofrenda de olor agradable a Dios.
La tolerancia fue una cualidad que permitió la cercana amistad entre Pedro y Juan, no importando sus grandes diferencias de carácter, ideas y actitudes. En cada iglesia existen tantas personalidades, como miembros sean, no importando aun que sean de la misma familia. El apóstol Pablo usa el cuerpo humano compuesto de cientos de diferentes miembros, para ilustrar la diversidad de dones y ministerios. Todos se pueden manifestar en un ambiente de fructífera tolerancia.
